Escrito por: Lauren Kate
«Existe una antigua leyenda, hoy casi olvidada, que habla de una joven cuyas lágrimas de desamor hundieron un continente entero.
Ahora
Los dramáticos puntos suspensivos os han dejado con insoportables ganas de más, a que sí. No me mintáis. Todo el mundo sabe que los puntos suspensivos tienen efectos adictivos, hay estudios que lo respaldan.
La verdad, esta sinopsis es toda ella una gran mentira. Para empezar, lo de las lágrimas de desamor es un timo. No recuerdo toda la leyenda ya a estas alturas (porque no tengo memoria y porque además tampoco me importa tanto), pero sí recuerdo un sentimiento muy claro de estafa cuando la leí: esa parte se la han inventado. Como se han inventado, también, que hay coincidencias entre la vida de la pipiola y la tipa de la leyenda, o que la pipiola llega a tal conclusión. Wtf. La leyenda no se parece a la vida de la pipiola ni en las pausas para respirar.
Me terminan hartando estas historias de apocalipsis mágico propiciado por el copito de nieve superespecial de turno, ¿sabéis? Creo que a partir de ahora llamaré a estos personajes copitos de nieve apocalípticos.
En este caso estamos hablando de un copito de tipo diluvio universal: si la niña llora, nos ahogamos en masa. Por entre medias se mezcla la Atlántida y peña diversa que escapó (o no escapó) de la isla antes de que esta se hundiese. Y copito es huérfana y… lo cierto es que no me acuerdo de mucho más, sólo que el final es absurdo y está plagado de peña tomando decisiones malvadas-estúpidas que no son, ni de lejos, óptimas en lo que a efectividad se refiere (pero son sin duda óptimas para hacernos pasar a todos un rato muy divertido, os recomiendo esa parte). Y además hay un pipiolo MISTERIOSO que hace apariciones MISTERIOSAS y un mejor amigo enamorado de copito que luego se vuelve psicópata y empieza a ser un cabrón de aquí a… un sitio muy lejano.